jueves, 20 de mayo de 2010


Los casos de Emprendedores Latinos que crearon negocios rentables

Algunos descubrieron una oportunidad por azar. Otros supieron aprovechar su experiencia como empleados. No faltan los que transformaron su vocación en un emprendimiento exitoso.



  • LA TIENDA ARGENTINA

    La nostalgia es dinero

    Bidets y alfajores Jorgito. Esos son los productos que más le piden a Lionel Paredes (24), creador, dueño y empleado de La tienda argentina, un emprendimiento que envía productos autóctonos a compatriotas que viven en el exterior y a extranjeros que buscan productos argentinos. La historia empezó con una tía radicada en España a la que él le mandaba Vauquitas y Cabshas. Así surgió la idea de transformar los envíos caseros en un emprendimiento. Sin amedrentarse por el tramiterío, Paredes fundó una pequeña empresa. Se anotó en la Aduana y para no hacer nada a medias, "empecé a estudiar despachante", cuenta. También creó un sitio Web. Empezó con envíos chicos y ya mandó containers.

  • G DE B

    Para bebés del exterior

    Gabriela de Bianchetti (42) aprovechó el know how que adquirió durante los seis años que trabajó en Cacharel. Cuando dejó ese trabajo empezó a fabricar accesorios de indumentaria para hombre. "Un día un cliente me contó que uno de sus proveedores lo dejaba y me preguntó si no me animaba a hacer ropa para bebés".

    "No soy diseñadora pero en Cacharel aprendí cómo se hace el desarrollo de una colección", cuenta. Así fue que empezó a crear una "pequeña colección de treinta prendas".

    Participó en una exposición del sector. "Contraté un stand bien chiquito. Así comencé". Allí hizo sus primeros contactos con mayoristas. "Me fui organizando y de a poco fui creciendo. Nunca falté a una exposición del sector".

    Hoy vende en 31 locales multimarca en Capital y GBA, también en el resto del país y tiene un local propio. Además, exporta. "Vendo a Panamá, México, Bolivia, Perú, Paraguay, Chile, EE.UU., España y Sudáfrica". El año pasado despachó mercadería por US$ 190.000.


  • MISRA

    La pausa de los cinco minutos

    Silvia Fernández Romay (47) abandonó las combinaciones matemáticas por otro tipo: ahora mezcla hebras de té. Es licenciada en sistemas y trabajaba en una empresa. Hace cinco años y por hobby empezó a meterse en el mundo del té.

    Hoy tiene su propia marca, Misra, y sus blends se venden en negocios de delikatesen, en vinotecas y en Jumbo. "Hice cursos y viajes. El desarrollo lo hice yo sola, y fue creciendo de a poco". El salto lo provocó la gente, asegura. "Me fueron empujando".

    Dejó su trabajo, armó una SRL y hoy está dedicada a full, cuenta desde la oficina en la que trabajan diez personas. Para diseñar las mezclas, usa hebras orgánicas y no recurre a "ningún químico como esencias, saborizantes o aromatizantes".

    Los productos llegaron a los EE.UU, Inglaterra, Venezuela, México, Italia y España, pero por ahora "son operaciones chicas", reconoce. También organiza reuniones de catas y cursos.
  • CHE LAGARTO HOSTELS

    Camas para turistas

    Cuando Diego Giles (30) tenía 22 años dejó Mar del Plata, y se instaló en Buenos Aires para estudiar publicidad. "Fui a parar a una residencia universitaria que tenía una habitación para mochileros". Esa es la prehistoria de Che Lagarto, una cadena de hostels que creó con su hermano, Fernando (29).

    Inspirados en esa habitación, "al año siguiente abrimos el primer hostel. Alquilamos un quinto piso en San Telmo, que tenía 17 camas". Eso fue hace ocho años, con el uno a uno y cuando ver un hostel en la Argentina era una rareza. Hoy están al frente de una cadena que factura al año US$ 1,5 millón, con 500 camas en Río de Janeiro y Santiago, además de
  • JIT PRODUCCIONES

    Papá Noel es argentino

    Santa Claus existe y en algún lugar de su cuerpo tiene grabada la inscripción Jit Producciones.

    "Fue algo que me vino de fábrica", dice Juan Terramagra (36) cuando quiere explicar sus habilidades artísticas. También tiene habilidad como emprendedor: supo sacarle el jugo comercial a su vocación y transformar las obras de sus manos en billetes (verdes, la gran mayoría).

    Jit Producciones, su pequeña empresa, exporta veinte containers por año. Y van con una carga nada tradicional: Santas, renos y duendes son los pasajeros. Los muñecos llegan a Ecuador, México, Perú, Chile y los EE.UU.

    Conseguir los primeros clientes no fue fácil. "Me acercaba a las oficinas de marketing de los shoppings pero me veían muy pichón". Hasta que le encargaron la decoración navideña de Alto Palermo. Ahí "arrancó todo". Terramagra hacía los muñecos en un quincho en Maschwitz. Hoy tiene 4 talleres.

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